A la reciente revelación de que una de cada tres guatemaltecas en edad fértil (entre los 10 y 49 años de edad) sufre algún tipo de violencia durante el periodo de gestación, acentuó la percepción de que ser mujer en este país tiene un elevado precio.
El fenómeno de la violencia de género -incluida la intrafamiliar- alcanza en Guatemala dimensiones alarmantes, a tal punto que un elevado número de casos tiene como desenlace lo que sectores locales y expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) califican de “feminicidio”.
Investigaciones avaladas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) refieren que el 33.3 por ciento de las tres millones 346 mil 937 mujeres de Guatemala con posibilidades de procrear padece tres tipos de agresiones: física, verbal y económica.
La primera de las formas de abuso consiste en golpes, empujones y patadas, en tanto la segunda se manifiesta básicamente en humillaciones, insultos y burlas, y la tercera en incumplimiento de manutención por parte de la pareja.
Tales formas de maltrato inciden en la salud de la madre y en la del feto, poniendo en riesgo sus vidas, alerta un estudio, según el cual, “existe una asociación entre violencia y abortos inducidos, espontáneos y el bajo peso que presentan la madre y el bebé”.
La consultora de la OPS en Guatemala, Elsy Camey, opinó que “la especie de temor que experimenta la mujer durante el embarazo, cuando es violentada, puede contribuir a complicaciones por respuestas fisiológicas”.
Pero en un asunto tan importante como la vida de quienes, por añadidura, dan vida, confluyen no sólo limitaciones profesionales y materiales, o falta de voluntad política, sino un clima de prejuicios, inseguridad y violencia generalizado en el país.
La tensión o depresión se refuerzan en las madres solteras, las que según Ronaldo de la Roca, psicólogo y profesor de la Facultad de Medicina de la estatal Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), suscitan rechazo social por su condición.
De la Roca opina que como norma se crea alrededor de esas mujeres un prejuicio de “mujer fácil y aprovechada”, situaciones que deterioran la estima de las madres, y limita sus oportunidades en situaciones laborales, educativas y crediticias.
(Tomado de "Diario de la Tarde")