El Valor de Alba Méndez Herrera.
PAPANTLA, Veracruz.- El 5 de mayo, a las cuatro de la tarde cambió la vida de Alba Leonila Méndez Herrera, la alcaldesa de Atzalan, quien ese día se enfrentó a los narcotraficantes de la zona.
Preparó un maletín con dinero en efectivo, le pedían un millón de pesos, ella sólo llevó 150 mil.
Tomó la decisión de encararlos, de hablar con los delincuentes para terminar con la extorsión de que habían sido objeto los anteriores presidentes municipales. Un millón era la cuota anual y tan alto había llegado la corrupción que también estaba implicado el secretario del municipio.
Atzalan está ubicado en la zona centro-norte de esta entidad. Sus vecinos son los municipios de Martínez de la Torre, Altotonga y Misantla. Es bañado por dos ríos, el Alseseca y el Colorado, los cuales llenan con sus aguas al río Nautla.
La orografía es accidentada. Atzalan está incrustado en una parte de la sierra de Chiconquiaco, lugar plagado de conejos, tlacuaches, mapaches y tejones que abundan en las zonas boscosas de esta parte del estado. Aquí se produce vainilla, maíz, naranja y café.
Es un municipio pobre, de unos 50 mil habitantes. Su red carretera es de poco más de 141 kilómetros, pero en donde más de la mitad, 84.30%, son caminos rurales revestidos y apenas el 26.50% son carreteras federales y 14.20% estatales.
Alba Leonila dejó de ser diputada federal en 2003 y compitió por la alcaldía de su comunidad natal. Sin embargo, por su encargo, fue necesario que contara con seguridad personal a raíz de las amenazas de muerte que ha recibido. Esa seguridad se la otorga el gobierno del estado con guardaespaldas, capacitados en Israel, que trabajaron con el ex gobernador Miguel Alemán Velasco.
Alba Leonila Méndez, según relató, acudiría a un encuentro con una banda de narcotraficantes a quienes les exigiría dejaran de extorsionarla.
Le pidió a su equipo que la dejaran ir sola a ver al presunto narcotraficante Maurilio Atanasio Encarnación, El Toddys, quien la había citado en una casa particular, en las afueras de la ciudad, en un sitio alejado.
Acudió en el vehículo del ayuntamiento, bajó con el maletín en la mano y entró.
Estaban reunidos los presuntos narcotraficantes. Todos sentados alrededor de una mesa en donde quedaban restos de alcohol. El líder de la organización le pidió a los demás que salieran de la habitación, para charlar a solas con la alcaldesa.
Fue ahí donde El Toddys le dijo que no querían dinero, sino que los dejaran operar como usualmente ocurría.
"Te estás metiendo demasiado, estás metiendo policía", le advirtieron. Recibió una llamada telefónica y le dijeron que tenían vigilados a sus hijos, que sabían dónde estaban. Ella sólo quería aclararles, de buena voluntad rayando en la inocencia, que no tenía dinero.
Sin embargo la banda estaba perfectamente capacitada, experiencia que le había dejado años de extorsión a anteriores administraciones.
Los presuntos delincuentes le dijeron que podía tomar dinero para ellos del Ramo 33 del presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados, que ellos contaban con gente capaz de hacer las transferencias, de disfrazarlas y de tomar dinero que tiene como fin el desarrollo social de las zonas más pobres del país.
No hubo acuerdo.
Salió de la casa y justo cuando cruzaba la puerta fue detenida junto con la banda debido a un operativo policiaco implementado en la zona. Se identificó y más tarde fue liberada.
Ahí comenzaron una serie de amenazas de venganza.
A pesar de haber sido encarcelados, los delincuentes fueron puestos ya en libertad. Han comenzado a amenazarla y ya sufrió un atentado, por ello, le exigió al gobernador de la entidad, Fidel Herrera Beltrán, que garantice que podrá seguir gobernando Atzalan sin problemas.
Su escolta no la deja ni a sol ni a sombra. Ella acompañó al candidato presidencial del PAN, Felipe Calderón Hinojosa, en sus giras por la entidad.
La alcaldesa dice no arrepentirse por haber intentado terminar con las extorsiones y, de las amenazas, añade, es el precio de tener un cargo.
(Tomado de El Universal)
