Las mascarillas actuales son las tataranietas de las capas faciales de lodo de las mujeres griegas y egipcias y de las cataplasmas del siglo antepasado. Aunque los ingredientes han cambiado con el tiempo, en principio siguen siendo lo mismo: vasodilatación, aumento de la temperatura local e hidratación de la capa córnea. Las mascarillas hoy día, son de efectos inmediatos y visibles. La mayoría logra simultáneamente varias acciones: hidratar, alisar, purificar, revitalizar, relajar y regenerar.
Existen cuatro tipos o clases de mascarillas:
• Las mascarillas hidratantes, cuya función primordial es esa, reforzar la hidratación de la piel y alisar visualmente las arrugas.
• Las mascarillas Purificantes. Su función es la de limpiar las impurezas, células muertas y llegar hasta donde no llegan los desmaquillantes.
• Las mascarillas relajantes. Ideales en los rostros cansados por su función de relajadora. Alisan las arrugas gracias a un leve efecto tensor.
• Las Mascarillas reafirmantes. Parecida a la anterior en cuanto a su efecto tensor que alisa las arrugas, proveen a la piel con sustancias nutritivas y la hidratan.