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martes, agosto 02, 2005

Mary Cassatt.

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Mary Stevenson Cassat nació en Allegheny City, Pennsylvania en 1844. Estudió pintura en la Academia de Bellas Artes Pennsylvania de Filadelfia de 1861 a 1865, pero en 1866 se trasladó a Francia para pintar. Hacia 1872, después de estudiar las obras de los museos más importantes de Europa, se instaló en París y su estilo comenzó a madurar. A partir del año 1873, comenzó a frecuentar los círculos artísticos de París y en 1877 su obra atrajo la atención del pintor francés Edgar Degas, que la invitó a participar en las exposiciones colectivas con sus amigos impresionistas transmitiendo una gran influencia sobre ella. Una de las obras que expuso fue El palco del teatro (1879, National Gallery, Washington). A partir de 1882 el estilo de Cassatt dio un giro. Al igual que en Degas, las xilografías japonesas ejercieron una gran influencia en su obra, empezó a destacar los trazos y a experimentar con composiciones asimétricas, como en Paseo en barca (1893, National Gallery, Washington) y con gestos y posturas más naturales e informales. La relación de las madres con sus hijos en escenarios domésticos se convirtió en su tema característico. No hacía retratos por encargo sino que pintaba a miembros de su propia familia. En 1904 Francia le concedió la Legión de Honor y, aunque fue una pieza decisiva para la difusión de la obra impresionista entre los coleccionistas estadounidenses, el reconocimiento en su país le llegó con más retraso que en Francia. La pintora padeció diabetes y cataratas, desarrollando probablemente una retinopatía diabética, sus patologías oculares originaron que 12 años antes de su muerte y de forma especial a partir del año 1912, tuviese grandes dificultades para pintar ya que no controlaba las pinceladas finas, limitando la utilización de los colores, cambiando de estilo y recurriendo al pastel que es una técnica mas fácil de realizar cuando disminuye la visión. A pesar de ello, siguió pintando hasta el año 1914, momento en que la baja visión y la I Guerra Mundial la obligaron a abandonar toda actividad artística. Entre los años 1915 y 1921 fue operada por el oculista americano Borsch que residía en París no logrando recuperación visual alguna. A pesar de estas graves complicaciones, Mary Cassat no quedó totalmente ciega ya que en el año 1925 todavía podía leer y escribir aunque con una notable dificultad. En aquellos últimos años hubiera podido seguir pintando, como hizo su amigo y protector Degas a pesar de su gran minusvalía visual, pero Mary Cassat era una mujer tan perfeccionista que dejó la pintura cuando se dio cuenta que no podía rendir al cien por ciento en aquella actividad, dedicándose en cuerpo y alma a la difusión del Impresionismo en Estados Unidos.

La riqueza de los museos y coleccionistas particulares americanos en obras de arte impresionista, se debe, en gran medida, al entusiasmo de Mary Cassat.


Posted by Mujeres XXI :: 8:08 p.m. :: 8 Comentarios:

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